El libro prohibido de Orwell

En 1948, George Orwell publicó su novela «1984», una utopía negra que en principio criticaba al hombre del siglo XX. Luego se hizo realidad, más pronto de lo que él pensaba. Comparada con «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury y «Un Mundo Feliz» de Aldous Huxley, la fama de esta novela poco a poco las deja atrás. Hasta el irónico e hiriente título televisivo de «Gran Hermano» fue tomado de aquí. Digo «hiriente» en el sentido más literal: se mofa y trata de estúpidos a los propios televidentes.
Dentro de la propia obra se encuentra otra obrita más pequeña: «TEORÍA Y PRÁCTICA DEL COLECTIVISMO OLIGARQUICO», escrita supuestamente por un rebelde, y que luego conoceremos que hasta la verdad de la revolución está en manos de aquellos a quienes intentamos luchar.

Aquí les dejo la primer parte, que habla sobre la guerra, el trabajo, la geopolítica, y la globalización cultural y económica.

Cualquier coincidencia de la realidad con la novela, es
pura obviedad.

TEORÍA Y PRÁCTICA DEL COLECTIVISMO OLIGARQUICO
por
EMMANUEL GOLDSTEIN
(Autores Intelectuales: O’Brian y otros miembros de INGSOC)

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«Gran Hermano» en el film «1984» con Richard Burton

El acto esencial de la guerra es la destrucción, no forzosamente de vidas humanas, sino de los productos del trabajo. La guerra es una manera de pulverizar o de hundir en el fondo del mar los materiales que en la paz constante podrían emplearse para que las masas gozaran de excesiva comodidad y, con ello, se hicieran a la larga demasiado inteligentes. Aunque las armas no se destruyeran, su fabricación no deja de ser un método conveniente de gastar trabajo sin producir nada que pueda ser consumido. En una fortaleza flotante, por ejemplo, se emplea el trabajo que hubieran dado varios centenares de barcos de carga. Cuando se queda anticuada, y sin haber producido ningún beneficio material para nadie, se construye una nueva fortaleza flotante mediante un enorme acopio de mano de obra. En principio, el esfuerzo de guerra se planea para consumir todo lo que sobre después de haber cubierto unas mínimas necesidades de la población. Este mínimo se calcula siempre en mucho menos de lo necesario, de manera que hay una escasez crónica de casi todos los artículos necesarios para la vida, lo cual se considera como una ventaja. Constituye una táctica deliberada mantener incluso a los grupos favorecidos al borde de la escasez, porque un estado general de escasez aumenta la importancia de los pequeños privilegios y hace que la distinción entre un grupo y otro resulte más evidente.

Se verá que la guerra no sólo realiza la necesaria distinción, sino que la efectúa de un modo aceptable psicológicamente. En principio, sería muy sencillo derrochar el trabajo sobrante construyendo templos y pirámides, abriendo zanjas y volviéndolas a llenar o incluso produciendo inmensas cantidades de bienes y prendiéndoles fuego. Pero esto sólo daría la base económica y no la emotiva para una sociedad jerarquizada. Lo que interesa no es la moral de las masas, cuya actitud no importa mientras se hallen absorbidas por su trabajo, sino la moral del Partido mismo. Se espera que hasta el más humilde de los miembros del Partido sea competente, laborioso e incluso inteligente -siempre dentro de límites reducidos, claro está-, pero siempre es preciso que sea un fanático ignorante y crédulo en el que prevalezca el miedo, el odio, la adulación y una continua sensación orgiástico de triunfo. En otras palabras, es necesario que ese hombre posea la mentalidad típica de la guerra. No importa que haya o no haya guerra y, ya que no es posible una victoria decisiva, tampoco importa si la guerra va bien o mal. Lo único preciso es que exista un estado de guerra.

No es preciso advertir que este plan es un ensueño de imposible realización. Nunca hay verdadera lucha a no ser en las zonas disputadas en el Ecuador y en los Polos: no hay invasiones del territorio enemigo. Lo cual explica que en algunos sitios sean arbitrarias las fronteras entre los superestados. Por ejemplo, Eurasia podría conquistar fácilmente las Islas Británicas, que forman parte, geográficamente, de Europa, y también sería posible para Oceanía avanzar sus fronteras hasta el Rin e incluso hasta el Vístula. Pero esto violaría el principio -seguido por todos los bandos, aunque nunca formulado- de la integridad cultural.

3 Responses to El libro prohibido de Orwell

  1. Leandro dice:

    La novela de Orwell es excelente, la correlatividad que tiene con la realidad del personalismo Stanislista soviético es tratada con una sutileza que asombra. Por ejemplo se podría considerar que el personaje de Emmanuel Goldstein está inspirado en Liev Trotsky, si se tiene en cuenta la descripción física, los nombres judíos (el verdadero nombre de Trotsky era Bronstein) y en especial la situación de «el minuto de odio», que emula a la perfección la «caída en desgracia» del Trotskysmo tras la caída de Lenin.

    En fin, me hicieron rememorar una novela que leí casi por obligación, pero disfruté de sobremanera. Saludos.

  2. […] fin, otro alarde más al pensamiento único. Tags: ANV, cercanías, rajoy, Tve1, video, […]

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